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Reminiscencias de todavía

Nunca hoy

Del carajo al llanto


Hoy no debería escribir
pero siento que me falta el aliento
para no hacerlo
Es un día que me entero
nada puede estar más peor de lo pensado
No hay heridos
Ni muertos
Solo yo al que el tiempo no quiere
Y le arrebata de una cachetada la sonrisa
Y las ilusiones
No debería escribir esto
porque, quizá
Sé que alguien lo leería y se pondría mal
No me puedo engañar conmigo mismo
Necesito desfallecer escribiendo
Permitirme soplar por mis venas el aire que me intoxica
Mirar hacia arriba
Intentar ocultarme entre las precipitaciones de mi llanto
Nuevamente en el fin de mi habitación
Añorar descanso
Al cerrar mis ojos tal vez todo acabara
Todo esta bocanada cortante en mi paladar
Despertare intentando dormir
echado sobre mis alegrías
Agradecido al mar
Su hospitalidad y su cobijo
y sobre todo a ese alguien del que he escrito
y no sé como se va poner con esto
En ese día
Pensar que este día no debí haber escrito
lo estoy haciendo
porque el año ya me ha dejado
Mirándome el envés con desesperación
Siento que mejor eran otros veranos
No sé, no recuerdo
otros veranos en especial
solo las cosas que compartí
con las que me reí
las personas que conocí
Ahora siento que nadie me conoce
Estoy en los confines de mi habitación
disuelto entre mis pocos pensamientos
fingiendo que todo saldrá bien
Sin echar raíces de egoísmo
pero verme un rato a mí mismo
Engranar tantas sensaciones en esta pagina
con todos los órganos latiendo
quieren que los saque de este encierro
Mi cuerpo
Me muero
Porque nada es lo que quiero
tanta lisura en vano
Siempre decir mierda me dará gusto
Es el intento por no darle la espalda a la situación
y por jurarle lucha
pero todo eso ya ha pasado
No sé qué estoy escribiendo
quizás estoy dando saltos hacia abajo
queriendo caer
y dejar de sangrar
Me daría gusto verme pálido
Dejar de sentir tanto daño
de pasar el poco tiempo
con algo que quiero
solo algo
Carajo
Un miserable rato
por ahora
esculpirle sin recato
Al año que se fue
Recién me entero

INRI, muerto leyendo

Los versículos abren sus páginas
Se desarropan de sus balandranes
y entonces
comienza el relato

Es una tarde estival perdida en los juncos
de un año biciesto
Por los pasos de Amarilis
pasan los tentáculos del sol
levantan el polvo del desierto que abre su barbilla
hacia un quebrado
un precipicio
caído de bruces
Detrás de la voz de este relato
aparece una sombra en el llano del desierto
los tentáculos han atrapado a alguien
lo azotan y estrangulan su paso
un forastero quiebra sus piernas en las insondables dunas
no tiene paradero anterior
ni destino que le reproche su paso
solo el hedor al ras de su cuerpo
y el peso de su imaginación
cae entre su lectura.

Anda errante
Los tentáculos le exprimen el sudor
no hay alucinaciones ni pasajes
arena, arena nada más que arena
un pensil de cabrillas ondulantes
sin más lengua que el viento
pugilista al vacío
El rostro se inclina hacia su pecho
las extremidades se tuercen
igual
torcidas avanzan
a pasos cortos
a gateadas largas
bebes de la sangre calcinante
un bramido que explota en la garganta
soplas
y retomas
la bebida salada
desafortunada de estar
aquí
sintiéndote peor que una mierda
La conchesumare hubiese querido
mentarsela al cojudo que le puso entre estas cabrillas
pero no es igual ir a parar al monte
que ir a parar a la duna
no es lo mismo perderse en un ismo
que sentirse como una puta
aquí
y no en otro aquí
aquí
en mis recuerdos

Miras unos cuantos pasos hacia la línea aorta de su cara
sí, de esta estrofa
de pronto te percatas
que has estado deambulando
alrededor de las palabras
leyendo una poesía
que dista mucho de ser pusilánime
por envolverte en el mundo
de páginas volteadas
por enseñarte la salida del desierto:
deja de leer
largate y acuestate sobre tus púpilas
colgantes de mi pene
ese que escriben los últimos versos
te esconden los versículos
no a Dios
adios

A Julieta la cambian por Blanca Nieves

Las relaciones básicas llegan a ser superiores cuando encuentran una identidad diferente de cualquier otra. De ahí, que los miembros de la relación etiqueten a la relación de enamoramiento, noviazgo o matrimonio. Nosotros la hemos llamado antes relación amorosa. El tiempo no es requisito para cada cual relación básica llegue a tal nivel superior, consideremos a valores superiores en tal relación. Ya habíamos tenido esto por cierto. Sin embargo, existe un riesgo pendiente aún: Al ser la relación básica superior, de valoraciones que trascendieron el margen de lo común, fija papeles en los miembros y, tales papeles, hacen indispensables las valoraciones y los afectos mutuos en la relación amorosa. Los miembros sienten, esta es una premisa consecuente de las valoraciones, reciprocidad; es decir, al haber una acción de uno de los miembros tiene que haber una reacción unívoca a la acción, en cuestión de valor. Sucede que la reciprocidad se hace calamitosa cuando los miembros le brindan espacio en todas las acciones, sin restricción. Ahí el preligro. Las acciones no pueden ser evaluadas todas en el sentido de esperar una reacción; pues algunas son insignificantes. Pero para los miembros, algunas veces, son muy importantes. El afecto y la reciprocidad, esperar la respuesta de la otra persona, se han hecho necesidades perentorias y unidireccionales. La relación ha alcanzado un punto de quiebre con las demás: es única y, por tanto, necesita de acciones únicas, en urgencia. Así lo creen los miembros. Porque las valoraciones han llegado a ser tan fundamentales que acarrean mucho afecto en su demostración (gestos, reparos, modos de hablar, comprensión, sinceridad). Aquí caemos, entonces, en el riesgo al no saber convivir con los afectos del otro miembro; pues no todos los afectos pueden encontrarse como únicos. Es más, los miembros encontraran afectos, valoraciones y sentimientos parecidos en demostración a los afectos únicos de la relación básica. A esta intolerancia (no saber convivir) por la influencia de las demás relaciones, principalmente básicas, se ha denominado y denominaremos como, los célebres: Celos. La principal consecuencia de las valoraciones de nivel superior. Es el tópico que trataremos.
En principio, los celos son una consecuencia fatal de la cuestión más inexplicable por nosotros, así quizá nos huela a cliché: El amor. Al haberse desarrollado los papeles de cada individuo, su representación es estricta. No hay otro actor para cada papel. En un inicio, al ver luz la relación amorosa, hubo un actor y, se supone, el mismo actor tendrá que protagonizar tal papel. Es ahí cuando el autoestima de los actores, los miembros en sus papeles, va ser enaltecida. Las clásicas demostraciones de afecto entre los actores tedrán como consecuencia a posibles ínfulas de ellos. No es reprobable que el papel enaltezca al actor; pero sí, que el autor cambie el guión. De pronto, ve que existen más papeles en la obra de la que es parte. El guión señala, quizá, el dejar al otro actor, o actriz, por un tiempo (Sí, sospechan en buen lugar; el guión es, en principio, la casualidad; posteriormente, es la situación de los miembros) y, asimismo, indica que existen algunos diálogos con otros actores. Pero no cualesquiera diálogos, sino algunos que tomen elementos –los miembros pensaban estrictos sus papeles (son las valoraciones que habíamos señalado anteriormente). El amor vincula fuertemente a las acciones y a los actores. Los miembros experimentan fastidio e intolerancia, porque ya se habían demostrado, mutuamente, correspondencia única y, con ello, habían exaltado sus papeles. El ser humano es artifíce de su individualidad; así este condenado a considerar a los demás, la misma relación amorosa lo ha hecho un poco egoísta. Le ha dado un papel o un lugar que es suyo; exclusivamente suyo. Por ello, finalmente, el amor suscita los celos.
Los celos son esa manifestación de fastidio. Es propio del amor mismo. Ahora bien, para ir avanzando con nuestro tratamiento, los celos pueden encontrarse exagerados. Hace algunas líneas habíamos afirmado que la autoestima es exaltada mutuamente entre los miembros. No obstante, ya habremos colegido que la autoestima, autovaloración individual, se inhibe en la relación. Aclaremos, entonces, que la autoestima ya existía antes de la relación amorosa. Por tanto, cada individuo se valora a sí mismo en un grado diferente. Por ello, lo celos también obedecen a las características de los individuos, en general en todas las relaciones básicas.
A esta idea, le es siguiente otra: los celos se deforman cuando la autoestima de cualquiera de los miembros cae en exageración. Cuando alguien, en primer lugar, se desestima –autoestima baja– ocurre que no tiene fe en sí mismo. Ergo no va estar seguro del papel que realiza. Tendrá miedo de otros actores; pues piensa que otros actores sí podrían estar seguros del papel que tiene tal actor. Pero este miedo no se manifiesta como el de alguien indefenso y desapropiado de autoestima; sino de alguien fuerte para muchos otros actores. Este es el caso más frecuente. Tiene su explicación en otro tópico: Elección de los miembros’. Ahí ocurre el fastidio imponente en la relación; dicho de otra manera, el miedo se hace coloso y crea problemas en la relación. Los desacuerdos, las discusiones, las exageraciones, las desconfianzas hacen tambalear la relación amorosa (efecto trágico de los celos). Cuando alguien, en segundo lugar, se estima demasiado no tiene siquiera por qué considerar a otra personas que no sean ella misma. Por lo tanto, jamás se preocupara por la influencia de otros actores sobre su papel. Los celos no parecen existir en este individuo hasta que llega el actor que afecte directamente a él. No al otro miembro, sino a él. Alguien que ha sido capaz de negar el éxtito del sobreestimado. Los celos se presentan enfermizos y descabellados porque no parecen tener mayor peligro para el papel del sobreestimado en su relación amorosa. Es ahí, reconozcamos, que se suscita la competencia por el ego despilfarrado. Celos deformados por no tener dirección en su presunto origen que fue el amor al otro miembro; sino por tener su dirección hacia el amr a sí mismo.
Sin embargo, para los extremos existe el medio. Siempre los miembros tratan de ir hacia él. Así como, siempre caerán en los extremos. La estancia en los extremos debe ser breve. ¿En qué consiste el punto medio de los celos? Es la manifestación natural del amor al otro miembro y el amor al propio yo, autoestima (a grandes rasgos ya como conclusión de lo esgrimido). Pues, cabe recordar, la relación amorosa va corresponder a los miembros pero no los va eliminar. Siempre van existir por separado y habrá ese afecto por sí mismos. Que aparezcan contendores no es exageración. Tampoco que compitan. Pero sí que intentan hacer de la competencia un gran acontecimiento. La competencia debe ser latente, sin mucho revuelo y con honestidad. Asimismo, la preocupación por el otro miembro debe ser efecto de lograr la comprensión de ambos. Y no los desacuerdos. Tender hacia el punto medio implica todo lo señalado en este párrafo. Para terminar, el fastidio siempre existirá en la consciencia y el pensamiento de los miembros, lo importante es que este se convierta cariño cuando depuremos la situación: "El final de la relación amorosa llegara así hayan celos o no y la eternidad de la relación amorosa llegara en el punto medio, con algo de fastidio pero con mucho de idilio y sueños“".
–––––––––––––––––––––––––––––––––
Los individuos actualmente se sienten atraídos por otros, entre otras cosas, porque los encuentran especiales. Desde luego, si un individuo va corresponder a otro, el individuo verá al otro como alguien difrente los demás individuos, en principio. Todo esto ya es otro asunto más delicado.
’’Acotación resultado de nuestro romanticismo para con el tema; después de haber tratado el tópico imparcialmente. No nos culpemos por ello.

En las aguas del cielo, Enero


Mañana, si solo hubiera una certeza de aquello
Iríamos al fin de nuestras miradas
al plenilunio de nuestro encuentro
en el mar con la boca en llanto
hacia el cielo
Asesinaríamos el aire entre nuestros cuerpos
en tu monte dispuesto hacia el cielo raso
esperarías que se precipite mi peñasco raso
las nubes nos cubrirían y las olas nos darían un laberinto para nuestros cuerpos
para encontrar una salida que sería una nueva entrada y viceversa
hasta que el tiempo se suicide y se precipite hacia el cielo
Las olas sudorosas de nuestros cuerpos
jadearían nuestros cabellos
y se confundirían con tus pétalos.

Mañana, sí.
Yo sé que habrá una de Enero.
Sería una de aroma a nuestros sueños
Boca arriba o abajo
estaríamos buscando morder nuestras miradas.
El mar en sincretismo con el cielo
deja a la deriva al tiempo como un serafín muerto
antes de ver a Minerva.
El amanecer pestañearía la piel en la marea
al roce de la brisa con la que te besaría.
En un sepulto marino acabaríamos por las olas inversas al firmamento
en torno al barlovento.

Ahí
En pícada, harías mudo al silencio con la aurora de tus labios
Para después pasar aquellos por todo mi cielo
me envolverías con esas dos olas huérfanas
que se alzan más que cualquier otra ola
para perforar mi pecho.

Tus piernas se alejarían
dejando a la vista tímida el corral de tu infinito marino
Echada en el cielo, elevarías tus olas
puras, sin restos de ningún ser
más que los restos de mi naufragio en tus océanos.
"Perdemos la oportunidad de asesinar el tiempo".
(Parecián anunciar nuestros movimientos)
De un soplido abanicos recorrerían la húmedad de la lluvia
prisionera de tu estregadura violenta.
Respiraría en tus cabellos marrones
y me ahogarías en la profundida de tu boca.

Al pasar por tus oleajes
me encontraría en un oceáno pequeño
De pie esperaría las olas
tú a mi lado
en un cuarto alquilado
me verías sin voltear a otro lado
secarías el abatido maremoto en mi cuerpo
con las sabanas que nos quemaban
al vacío de las sabanas me iría
sin abandonar nuestro lecho
para llegar al vacío echado de tus labios encendidos.

¿Sabes dónde estamos?
me preguntarías flagelándome contra tus gemidos.
Yo te respondería que me interesa un carajo.
Te pediría que mires
el atardecer que pariría al anochecer
y vestiría de amanecer
Terminaríamos a la deriva
varados entre nuestros brazos
condenados a caer entre nuestros muslos
a contemplar, otro día, al cielo y el mar en un solo piélago.
Otra poesía.

Traviesa Gardenia, sabes que solo
es un epitafio de cartón a un sueño
tantos deseos nos vuelven al mar en caída al cielo
será como queramos un viernes de enero
para escribir juntos ebrios
descalzos versos... Te espero.

whitout thinking



If I lay here
If I just lay here
Would you lie with me and just forget the world?


All that I am
All that I ever was
Is here in your perfect eyes, they're all I can see

I don't know where
Confused about how as well
Just know that these things will never change for us at all

Yo se que he estado ahí
sin encontrarte al hablar
dibujando algo que provocaba tu enfado
enloquecer tus oídos
en un mundo mío
te borraba con lo incierto
no tenía frío
igual me ofrecias tu abrigo
que perdido
he sido
Pero
ahora estoy del otro lado
después de haberme sumergido entre mis lágrimas
una lluvia de lamentos
no quiero volver a tener tantos desaciertos
te necesito para que con tu gráciles manos
me des tu encanto
y entiendas
que lo siento
Seguiré en este lado
hasta esperar un mañana
para decirte
que no sabía nada
y que
aprendí algo de ti
que así
no nos veamos
y así
no estes a mi lado
siempre estaras pensando en decirme
te amo

Relaciones Básicas y una aproximación a sus consecuencias

Entres los humanos existen intercambios. La variedad de estos es amplia, consideremos a algunos de ellos: comunicación, filiación, compromiso, moral, trabajo, etc. Estos intercambios, como ha de inferirse correctamente, supone dos individuos o más. A partir de ello, vamos a denominar, en el conjunto de intercambios, a relaciones básicas como aquellas que se forman entre dos individuos. Y denominaremos relaciones complejas a aquellas que son entramados en direcciones màs diversas y que suponen la participación de más de dos individuos. Ahora bien, a partir del conjunto de proposiciones que hemos situado, es que señalaremos a una consecuencia que muchas veces se elude por distintas razones pero que atañe directamente al comportamiento de los integrantes en las relaciones básicas, muy ceñido al patrón de estas relaciones también se puede observar efectos semejantes en la otra clase de relaciones. La consecuencia es de sentido axiologico, es decir, en términos siemples, de valor. Los integrantes en una relaciòn A-B (básica) se valorizan mutuamente; sin embargo, de aquí se desprende la consecuencia que ahora nos interesa: los integrantes valoran las acciones que mutuamente realizan con el fin de esperar una interacción de parte del integrante que ha recibido; en otras palabras, la contribución de un integrante a la perfomance de la relación.
Tal consecuencia es muy importante porque es el factor desencadenante de las posteriores que ya pasan a un grado no en rigor de valor, sino que pasa al afecto. En el principio, al inicio de una relación básica, las personas valorizan las acciones y se valorizan entre ellos por un carácter cultural y social: normas de la comunidad. La comunidad es aquel elemento de la sociedad que contiene a familias encontradas en, mayormente, relaciones complejas que refieren a una ubicación común, lenguaje común, procedencia común. Por implícito existen tales normas, solo se concretan a base del ejemplo. Cada personas de edad mayor brinda a los jovenes un número de normas a base de ejemplos. Solo cuando hay faltas de estos segundos miembros, los jovenes, algunas normas se hacen patentes, pero solo en salvaguarda del buen comportamiento del jóven y, la idea màs reconocida por los miembros de la comunidad, su educaciòn. Después, entre los miembros mayores se van presentar comentarios, ¿verdad?: "Fulanito el hijo de fulanaso es un chico muy educado; aparte de darme los Buenos Días me ha ayudado con los bolsos del supermercado"; "Ay, Hija, te cuento, que a Mengana la he visto con unos arranques en la puerta de su casa con un muchacho; que vergüenza, Hija. Tú que vives cerca de Menganasa anda adviertele acerca de eso, malcriada ésta chiquita; ¡ay! ¡ hubieras visto también hasta dónde tenía la falda de colegio!". Ya que hemos visto con bastante detinimiento el primer grado de valor (valores de la comunidad), podemos entender que los postulantes a integrantes de una relación se encuentren y hagan efecto estos primeros valores. Sin embargo, muchas veces el duramiento de estos primeros valores es breve; pues, los postulantes, a ser integrantes, tienen la intención de consolidar una relación fija. Se advierte entonces que los valores de primer grado no solo son los povistos por la comunidad, y sociedad en amplio rango; sino que entra a calar aquí valores del tipo psicológico.
En ciertas ocasiones los valores de primer grado acogen a otros valores que podìan ser de grados superiores. Tal es el caso de los valores psicológicos. Vamos a acercarnos a estos valores. Antes de siquiera entablar algunas comunicaciòn, que es la forma más legítima de anunciar el deseo de comenzar un relación, los individuos se perciben. Y tal percepción, en términos coloquiales, más entra por los ojos que por otro lado. Entonces, en la aprehensión de la realidad, los individuos hacen de jueces los cuales se aprueban o desaprueban; es decir dan valor. Pero, en individuos que tienen intereses más sofisticados la percepción encunciada coloquialmente no va tener mucho efecto. Y es ahí donde, los valores dejan el primer grado para pasar a grados superiores. Estos grados no los vamos a jerarquizar porque es muy peligroso hacerlo, ya que la relatividad es acrecentada y no obedece ya a un promedio de relaciones básicas.
En derivación del anterior párrafo, los valores de grado superior toman significado en la relación. Tanto las demás percepciones por los demás sentidos van asegurar un conglomerado de hilos culturales. Esto, claro está, es porterior a la valoración primaria. La comunicación oral es elemental en tales valoraciones superiores. El conocimiento mutuo de los integrantes permite que los valores se vayan suscitando a lo largo de sus entrevistas. Con ello, entran a calar, finalmente, los valores que van a ser única la relación (no es objetivo de una relación hacerse única, pero si es una contingencia viable; evidentemente, esto ya es relativo a los integrantes) y que ya hemos anunciado con propiedad en uno de los primeros párrafos: valores que obedecen al afecto.
El afecto, pues, es lo que da a lugar a las relaciones de amistad y a, en el orden superior de integrantes extraños en cuanto a filiación, la relación amorosa (veáse el ensayo anterior Una Alegría, Una Pena). Las valoraciones entran en formatos relativos y alternan sus consideraciones en un terreno meramente subjetivo. Los sentimientos empiezan a involucrarse entre los afectos. Los integrantes se correponden en direcciones directas; en consecuencia la distancia y el trato se hace especial, cercano. Entonces la consecuencia en los intercambios de esta relaciòn, son menos comunes que hasta en las relaciones complejas.
Hasta este punto podemos, después de revisar el territorio intrincado por la relatividad, delimitar los principales valores –o formas de interacción– en una relación básica determinada. Existe una duda que desarrollaremos posteriormente, muchas veces suscita (afirmación hecha antes) los acuerdos y los conflictos: ¿Hasta qué punto llega la correspondencia entre las valoraciones, los afectos de los integrantes de una relación básica? ¿Tal correspondencia se vuelve una necesidad inevitable y exclusiva de los miembros participantes de la relación? Las relaciones básicas se encuentra involucradas en la sociedad; por lo tanto, la relación básica está relacionada, a sì misma, con relaciones complejas y básicas a la vez. ¿Cuál es el margen que permite la correpondencia entre los dos integrantes?, y por ùltimo, ¿LLegara alguna vez el desacuerdo y la intolerancia de parte de uno o los dos miembros por esa influencia inexorable de las demás relaciones? Para abordar estas dudas a modo de conclusión de este manifiesto, se tiene que considerar el riesgo de toda relación: su final a causa de la influencia de las demás relaciones.

Concierto en la lluvia



Siento otra vez esto. Una tormenta que lleva todo lo que pienso. Veo lluvia precipitarse hacia mi rostro. El suelo resquebrajarse en intermetencias propias de los cantos, de los llantos más sublimes que hasta ahora he escuchado. Me baño entre las gotas, busco tomarlas con los labios cada una; saborearlas con la frescura entera de la melodía. No hay más recuerdos que los de esta escritura ahora, no hay más conocimiento que la exudación del cielo. Solo me limito a subir mi rostro, columpiarme entre mis sentimientos y correr entre estos llantos. La viola herida grita su pena con el quejido del vilonchelo; en uno de los rincones, el piano sacude sus dientes de tanto llorar, mientras las cuerdas del violín constriñen mi interior. Es, entonces, cuando la lluvia se hace más intensa, empiezan los temblores. Mi mandíbula comienza a oscilar porque no puede retener tanta lluvia, porque los ríos en mi rostro tienen un caudal hechicero. Y, por magia del hechizo, intento imitar ese llanto perdido danzante entre mis oídos y asesino en mis entrañas.

Estoy tan herido de nuevo; como aquella vez que lo sentí por vez primera: en esas imagenes acartonadas en pliegues humanos, en esa realidad que es ficción de otra ficción, que es ilusión de una realidad. Simplemente, es el soplo de algo que no se detiene hasta que se detiene porque debe. La vida humana es ese soplido. Un suplicio que a la luz es alegría, un sentir que tiene una reacción y la reacción no se pierde; pues, se guarda en un cofre con un montón de cintas llamadas recuerdos. De pronto, al abrir el cofre, las cintas son precisas, como tomadas por la finura de un cineasta enamorado de sus cintas, cada momento especial, cada historia, cada experiencia: un viaje, un individuo, una compañera, un momento vergonzoso. Son detalles que a veces olvido por el interés de respirar del aire y no respirar la fragancia del cofre.

La piel irrigada, está. El tránsito constante de la lluvia me ha hecho comprender una nueva belleza. Exultado, estoy. Es inefable, esto. Solo con algunas palabras puedo dibujar un cuadro distorsionado comparado al de mis oídos. Las gotas empiezan a cesar por el sol que se asoma para recoger con su calor las gotas de la lluvia, los instrumentos fallecen con los primeros rayos del sol. El día se ilumina, las nubes se esparcen para diafragmar el oleo y me echan del cuadro para echarme al andar, para dibujarme otro día entre la lluvia del cielo eterno del concierto.




Entra entre mis cuerdas

Nació muerto Borges
cuando
el mundo me hallo vivo

sexto mes contado desde la clavícula del año
Se ha recorrido ajeno tiempo desde ese suceso
entre los cinco meses que separaron el nacimiento y el entierro
pero, ahora sigo fijo, como me hubiese enseñado de niño
las páginas maestras de sus ficciones,
a un estío distante de aquí
un muladar blanquecino del que se escucha una sordina
un cúmulo de gente alegre
que hace de orquesta en abanicadas posiciones
ahí está la hetaira
entre las colinas parvas de la senda asada
recuerda: es verano
los músicos no descansan, se detienen y hacen andar sus instrumentos por la calzada melodiosa del canto de la hetaira
La viola viola la fa menor de la pieza vientruda a la salida de un trombón


Emma Zunz, has de cuenta que estás en Buenos Aires
Después de que asesinaste con tus piernas oblongas a la puta que te dio la vida
Confundete con la hetaira, que muere en el Abril de tu entierro
y acaricia el violonchelo con la anchura de tus dardos, esos diez dedos que tienes envenenados
Escucha como es asesinado tu canto con ese grito desfallecido de ese violín
perpetra el umbral del silencio
lo penetra
lo calcina
arremete con el filo esgrima
De pronto, finges estar ciega
Despiertas en un mausoleo
No sabes si es Argentina
pero en ti está el lamento
de tu verdadero viejo
ese que no es recordado hace algún tiempo
Al que vengaste hace otro tiempo

Tus labios resecos encierran el desierto de tu habla
solo manas desprecio con tu silencio
como esa antigua noche
en el usurpado arrabal
Cayo muerto en el vacío grave la altisonante viola
El coro grita el colofón ciego que nunca estuvo en tus páginas
Es cuando empiezo a seguir el ritmo del concierto
con mi aguda pluma
toco cada letra con el acierto del piano
a pausados pasan por estridentes estas estrofas
como lamento que tu viejo no este en esta orquesta con el diapasón de sus cuentos
Me miraste de reojo
por las cuerdas transparentes de mis versos
me enseñas tu sonrisa
Cuando recuerdo a ese escritor y traigo a esa dama
asesina en mi cama...

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