<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d30270598\x26blogName\x3dReminiscencias+de+todav%C3%ADa\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://reminiscenciasdet.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_PE\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://reminiscenciasdet.blogspot.com/\x26vt\x3d5009187038930754104', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Reminiscencias de todavía

Nunca hoy

Órganos




Tenemos un corazón muerto entre los dos. Siempre lo hemos estado llevando de un lado a otro, muchas de las veces por partes. No sabemos nada acerca de cirugía, pero lo hemos despedazado. Por olvido, el otro día lo hemos juntado un poco. No nos importaba ni teníamos dónde dejarlo. A veces, lo hemos usado por confusión con otros órganos. La verdad, ambos sabemos muy poco de medicina; de anatomía, mientras nos place. Hemos sido también ingeniosos. Le hemos encontrado usos cuando nos hemos olvidado llevar algo donde guardar nuestras cosas. Otras veces, hemos jugado de aburridos con sus pliegues. El otro día traías en la boca un pedazo de la aorta, masticándolo e inflándolo. Qué globo morado traías. Nuestros amigos más cercanos nos reconocen como unos testarudos. No comprenden que vivir con un pedazo inerte lleva a uno a ser algo más realista.

En cambio, hemos tenido noches encerrados. Tocar el corazón muerto nos dio algo de misericordia, cierta sensación de nostalgia. Contemplar su aspecto demacrado nos ha llevado a recordarlo vivaz, en esencia, con un rojo intenso y de olor jadeante, picante y dulce. Lo hemos tenido con una dermis carnosa, suave y tierna. Hubimos de disfrutar con deslizar nuestras manos por él. Pero sabemos que preferimos echarle un cierre. No nos gustan las costuras.

Por esas decisiones jóvenes y alegres, hay veces que nos hemos juntado en algún lado, puesto a decir un montón de tonterías, como también hablado seriamente de nuestras vidas. Habiendo puesto el corazón amoratado sobre el piso, nos sentimos bien. Ya cuando te sentí respirar cerca, temblar en mis ojos mientras seguías cerca, no nos dimos cuenta que hubo un pequeño estremecimiento. Separaste cómo pudiste tu parte del corazón. Me sorprendió ver que mi parte reaccionó brotando algo de sangre.

Cada vez, ya acabamos los usos que podemos idearle. Debemos deshacernos de la entraña. Lo sé, lo hemos intentado. Solo hay que olvidarnos de ella. No latirá nada si seguimos teniéndolo muerto. O, por el contrario, por fin desparecerá. Y solo así, podremos rentar algo más, quizá el hígado que vimos juntos el otro día cuando veníamos viendo mascotas.


Powered By

Powered By BloggerCreative Commons License