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Reminiscencias de todavía

Nunca hoy

SIN TI...tulo

El silencio es el único amigo que tengo y que mira atentamente lo que escribo. Ahora las palabras emanantes de mi interior salen gimiendo por su severa tristeza; pues me encuentro compungido, muy desalentado. No me apetece nada ni quiero dejar de escribir solo sigo gimiendo mi sufrimiento. Este estado emocional es el consecuente de un desencuentro matutino que tuve con la canícula de otros días, porque, al menos, no es de hoy. Antes de estar aquí, sufriendo junto al silencio, me interrogaba, acuciosamente, acerca de por qué no la vi, por qué hago de esta banalidad pasada una pena mayúscula. Entonces realizó una retrospectiva y halló a la expectativa como la dinamita que explota mi desquilibrio emocional. Porque yo esperaba con gran avidez este día por la mañana y una hora pactada. De ahí que si mis ansias tienen por objeto algo inexistente, o extravíado, desencadene la tirria de hace pocas horas.
Ha pasado cierto tiempo, y las heridas que ha causado el desencuentro están dejando de sangrar. Siento vacío todo mi interior; solo permanezco silente pensando, no olvidando. Seguiré sin ella; no sé por cuanto tiempo, lo que sí sé es que ahora pretendo aislarme de todos con este silencio que me persigue, que solo le habla a mi conciencia y está provisto del frío más invernal. Regresan aquellos días lejanos de invierno en las cuales yo no poseía ardor alguno. Tales días congelaban mis sentimientos hacía las demás personas; las presentaban ajenas, impropias. Sé que ella no ha querido este suceso desafortunado para ambos; pero, sucedió, y la responsabilidad señala como su antecedente a uno de los dos. Yo no me condono de ninguna culpa: posiblemente, la tenga.
Ya el silencio se inicia su aburrimiento y me comunica su retirada. Mi conciencia lo sabe y abre la puerta de mi cuarto para seguir con este día. Aunque las lágrimas no fluyan tengo que dejar...

Del Marasmo en luto

Quizás, en el baptisterio, donde llora el agua bendita, estaré presente viendo como sacramentan a uno de mis coetáneos; la iglesia estará más nivea que las catedrales propias del Vaticano, y no tendré más onomatopeyas que transcribir. El cadalso habitará en esta iglesia: mora el lamento de varios cristianos (seguro se hacen llamar como tales porque creen seguir a su mesías). Mostrare una falsa sonrisa para que las lágrimas de los lastimeros, presentes en el rito sacramental, sigan siendo las mulas del cuatrero, este último poseera una sotana y una cruz, evangelizador de las almas ímpias de este emblemático recinto. Querré llorar pero seguiré con esa sonrisa estática. Cómo aguanto la risa y no aguanto una carcajada.

El cuatrero seleccionará sus concomitantes para la usanza tradicional y la lectura de su libro de apuntes, algunos murmurán que posse un nombre: biblia. Los fieles padecerán de un omnímodo silencio provisional; porque después reconocerán al sacramento como un ludibrio que engaña vilmente a todos aquellos que presenten esa descarriada, y debilitadora de los fuertes: fe. Utopías para su creador son inexistentes ahora y mañana; eterno antípoda seré para cuando encienda la lumbrera de toda la mier... que se halla en esa pocilga santa donde descansa el lamento infudamentado de recuas infinitas y de aburridos finitos.

Quizás, llegue la muerte a habitar la morada de los vivos y se quede mi sufrimiento en la entrada de los himnos. No aguantó tanto pesar; terminen de una vez su secta apócrifa, les diré, ya que existen algunos infieles presentes renuentes a su récua. Despojarán sus enseres religiosos de mi vista y se unirán a mi protesta hacia la algarabía vestida de llanto.

Quizás, Todo eso pasé, quizás ya dejé de escribir para adscribir toda agonía impropia. Quizás...

Siguió escribiendo el mortecino apostata sobre su vieja alacena. Lo que no escatimó es la sevicia de algunos adyacentes a su habitación; tal vez, por no decir quizás, como escribiría él: cercanos a mi habitación moran esos que se hacen llamar cardenales, devotos por su cuatrero.
La habitación de él quedó celosamente ensangrentada, hasta los rincones más estrechos quedaron carnesís. En el asesinato, no hubo complices ni heridos; tampoco mirones ni relatadores. Nada más se encontró una carta que contenía el relato anterior y la foto mostrada en la parte superior. Algo cruentos eran los tiempos de aquellos días: 11/05/1923, La Paz, Bolivia

Pensamientos ajenos

Él es un presumido, resentido y engreído; no sé como puedo aguantarlo. Pero ni modo lo tengo por compañero en la clase de actualidad literaria y no puedo desestimar, pese a lo anteriormente señalado, su cautela para analizar los argumentos que nos corresponde a bordar. Esa clase me tiene atareada no sé como voy a salir de las rencillas internas que me provoca; además yo debí ir ido a ingeniería siempre quise estudiar las relaciones naturales de la materia con sus diferentes propiedades. Vapuleó desde hace mucho tiempo a un tipo que parece acosarme; no deja de mirarme en la clase de hermenéutica y, aun, siempre está presto a cualquier necesidad que yo tenga, claro como el de alguna herramienta didáctica. Seguir, posiblemente, la universidad hará determinar estas y otras inquietudes. Ahora estoy en busca de nuevos encuentros, de nuevas alegrías; entristecerme en algún rincon donde pueda llegar la luz y su vivacidad...

Noelia, así se llama ella, desde que está en mi la clase de hermenéutica no puedo dejar de asistir; pensar que la profesora de dicha asignatura me ha preguntado, muchas veces, sobre mi repentino interés ausente en las primeras semanas del semestre. Sus cabellos castaños parecen despotricar, sin límites, de los hermosos, y siempre jubilosos, ojos marrones a cualquiera de los otros ojos que quieran, pausadamente, mirar hacia ellos. He pensado varias veces, cada vez que pasan las dos horas de la asignatura, que podría aplicar la esencia del romanticismo para estudiar su ser y poder desbaratar cada virtud de su figura, su rostro y sus pensamientos. Ahora, me encuentro, reiteradamente, acoquinado en el individual, celosamente, rayano a ella; decidido ya a poder dirigirte la palabra...

Ese eduardo no deja de mirar a esa flaca, que la verdad esta hermosa; pero que aún descuida algunos aspectos del presuncioso majín que debe contener en esa cabecita, castaña, con la armonía de su belleza. Para mi lo más importante es no buscar bellezas, o pretender siquiera saber de sus existencias; total, prefiero que me encuentrean a mí. Además, hay muchas beldades disponibles en la facultad; no hay que ser muy demandantes y rigurosos en la búsqueda solo poseer paciencia, al menos la apropiada. La asignatura de Hermenéutica siempre me ha interesado, en magnitudes desproporcionadas; por lo que sigo con algarabía cada sesión que nuestro distinguido mentor dedica para apabullarnos acerca de Gutierrez o de Florez. La hermosura es una virtud, desgraciadamente, heredada y no ganada...

- Disculpa, lees a Moratín, acaso no es esa su última obra - Eduardo señalando el libro junto a su folder.

- No, la verdad es que no estoy interesada en ese autor; descuida no tengo interés en la literatura - Noelia, apartando la mirada de eduardo con un claro mohín adusto.

- Oe, edu, como que plancha quemada compadre - él, casi desmintiendo la aparente indiferencia por una sorna vertiginosa; ya con una sonrisa con los ojos elípticos de adorno.

Como pudo preguntarle tal cosa, ella, para mí, que va a ciencias contables o algo por el estilo; que risa por poco y terminó defecando toda forzada intervención a esa flaquita jaja.

Yo sabía que no era mirarla de esa manera; no debí ser más seguro, mucho más porfiado. No, nunca más tendré otra oportunidad. Inexorable, este es la última semana de clases, no?.

Como se atreve, jamás yo le hablaría; debe de tener en claro ese libro me lo pidió una amiga que no hace más que leer estos escritos aburridos de la vida. No tengo tiempo ni para ver mi reflejo en el espejo. Ya no puedo seguir en esta facultad con estos virulentos compañeros. Seguramente, únicamente quieren fornicar y después no quieren saber nada de alguna. Felizmente es la útlima clase; ya no tendré que lidiar con tanto infleliz el próximo ciclo troco de facultad.

A estos tres tipos que les pasa; pucha, no dejan escribir los apuntes. ¡Qué desperdicio!

Abordando el microbus o perreando el microbus.

"Machucando, machucando, machucando, machucando..." , "Como un animal, como un animal, canino maldi"; son las letras de porquería que no dejan a uno dormir en el microbus, más conocido como el microbio, solemne hacía mi destino. Me pasó ayer, y cada vez que tengo que hacer uso de algún medio de transporte motorizado, sí adicionó hasta a los famosos mototaxis. Aunque hay veces en las cuales las letras van acorde con la dinámica que uno realiza: como la de ayer, machucando, machucando... mientras yo me encontraba respirando el hálito, también el fragante sudor, de cuanta persona presente a mi alrederor; aplastándome y machucándome. Realmente, cada vez que reflexionó, reafirmo la propiedad que tiene el reggeaton en las unidades de transporte público, o púbico, nacional. Además sirve de gran estimulador para todos los, fieles devotos de los espacios cerrados, salaces pasajeros. Para todas las distinguidas damas tal estimulación es desagradable, pero igual algún fin persiguía el solemne reggaeton. La asquerosidad y pobreza de las letras es desmedidamente insultante para todos los accdidentales oyentes de este género que cada vez está como Dios, omnipresente. Sí, esa música parece persiguirme no existe escapatoria alguna -voy a visitar la iglesia más seguido-, infaltable en cualquier celebración -ojala en la iglesia respeten las alabanzas-; en fin, siempre la tolerancia tiene que detenerme antes que escupa bilis y padezca de paranoia crónica. Así santificaré las pascuas de los domingos para no tener que abordar más seguido los microbuses de mie...s.

Desconfiando de la confianza

Hoy tuve que lidiar con una archienemiga, de vez en cuando me acompaña en alguna comparsa. Ella descansa en la seguridad esperada por mí en varias ocasiones; pero, volviendo a hoy, hoy mi archienemiga se cansó en la seguridad. La confianza, la archienemiga, me hizo dudar de algunas de mis capacidades para desenvolverme en los hábitos diarios: a veces mis padres dicen que soy muy confiado -seguro que se refieren a que mucho me persigue la confianza- , otras veces la confianza me ayuda para poder calificar de cierto lo que dicen ellos. El incidente inseguro de hoy sucedió cuando decidí sospechar de algunos relatos que se decían en mi hogar; sospeche de un modo incisivo hasta hacer que la actriz de dichos relatos se enervara; esto no es muy preocupante, puesto que esa persona se caracteriza normativamente -lo calificó así porque esta persona es tan rígida que estará conforme- irascible y pues la confianza me llevó a un conflicto diario con esta persona. Cuál es el objeto de mi extensión acerca de mi archienemiga aquí? pues, es que yo busqué culpables, como todo futuro doctor, y encontré como uno de ellos a la confianza. Ahora encuentro en su campo de acción a la confianza como a un estado volátil que me hiere cuando puede.
Toda relación social se encuentra sostenida por esta archienemiga; no podemos tener una acción retribuyente hacia otras personas mientras no llamemos a la confianza y le digamos, quizás: "Te necesito para poder seguir viéndola". Porque así está configurado el protocolo de relaciones sociales y la posible eclosión de las enemistades, de los enfrentamientos.
En este calamitoso ámbito es en el cual tengo que ayudarme de la confianza, y no desconfiar de ella, para poder desarrollar mis sentimientos hacia otras personas; de ellas existe una que es la más trascendente, epónima, categórica, axiomática, máxima y todos los adjetivos que le pondría si es que tal vez no me acusen de malversación de blog. Entonces seguiré estando dispuesto a relacionarme con la confianza aunque sea desconfiando y confiando en ella.

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