Desconfiando de la confianza
Hoy tuve que lidiar con una archienemiga, de vez en cuando me acompaña en alguna comparsa. Ella descansa en la seguridad esperada por mí en varias ocasiones; pero, volviendo a hoy, hoy mi archienemiga se cansó en la seguridad. La confianza, la archienemiga, me hizo dudar de algunas de mis capacidades para desenvolverme en los hábitos diarios: a veces mis padres dicen que soy muy confiado -seguro que se refieren a que mucho me persigue la confianza- , otras veces la confianza me ayuda para poder calificar de cierto lo que dicen ellos. El incidente inseguro de hoy sucedió cuando decidí sospechar de algunos relatos que se decían en mi hogar; sospeche de un modo incisivo hasta hacer que la actriz de dichos relatos se enervara; esto no es muy preocupante, puesto que esa persona se caracteriza normativamente -lo calificó así porque esta persona es tan rígida que estará conforme- irascible y pues la confianza me llevó a un conflicto diario con esta persona. Cuál es el objeto de mi extensión acerca de mi archienemiga aquí? pues, es que yo busqué culpables, como todo futuro doctor, y encontré como uno de ellos a la confianza. Ahora encuentro en su campo de acción a la confianza como a un estado volátil que me hiere cuando puede.
Toda relación social se encuentra sostenida por esta archienemiga; no podemos tener una acción retribuyente hacia otras personas mientras no llamemos a la confianza y le digamos, quizás: "Te necesito para poder seguir viéndola". Porque así está configurado el protocolo de relaciones sociales y la posible eclosión de las enemistades, de los enfrentamientos.
En este calamitoso ámbito es en el cual tengo que ayudarme de la confianza, y no desconfiar de ella, para poder desarrollar mis sentimientos hacia otras personas; de ellas existe una que es la más trascendente, epónima, categórica, axiomática, máxima y todos los adjetivos que le pondría si es que tal vez no me acusen de malversación de blog. Entonces seguiré estando dispuesto a relacionarme con la confianza aunque sea desconfiando y confiando en ella.
Toda relación social se encuentra sostenida por esta archienemiga; no podemos tener una acción retribuyente hacia otras personas mientras no llamemos a la confianza y le digamos, quizás: "Te necesito para poder seguir viéndola". Porque así está configurado el protocolo de relaciones sociales y la posible eclosión de las enemistades, de los enfrentamientos.
En este calamitoso ámbito es en el cual tengo que ayudarme de la confianza, y no desconfiar de ella, para poder desarrollar mis sentimientos hacia otras personas; de ellas existe una que es la más trascendente, epónima, categórica, axiomática, máxima y todos los adjetivos que le pondría si es que tal vez no me acusen de malversación de blog. Entonces seguiré estando dispuesto a relacionarme con la confianza aunque sea desconfiando y confiando en ella.
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