En la ventana
Miraba como se ponía el sol durante el atardecer. Cuántas nubes puede haber en el cielo. Una parecía un pancito, quizá con mantequilla, quizá con mermelada. El cielo ¿es dulce o es salado? Pensaba en Aurelio, ¿qué estara haciendo ahorita en el colegio? Ha crecido rápido, mi papito. Ya debe regresar; son casi las seis de la tarde. Había anochecido, qué noche ¿cuándo habrá una estrella siquiera? Aurelito, papito, no olvides de cepillarte antes de acostarte. Yo también te quiero, papito. Estaba empezando a hacer frío. Retomé la lectura de un libro que encontré el otro día junto al aparador; no sé, era de mi abuelo, creo. Se decía Crónica de San Gabriel. Habían sido las once de la noche. Aurelito se está cepillando. Página 42, sí, me quedé en la 43. Duermete, precioso. No, precioso, no tengo ganas de dormir. Estaba sin ganas de dormir. La casa, ha cambiado bastante. La sala había sido de crema. Es de rosa. Los muebles, verdes. El atril, como de caoba. No me había dado cuenta de la tapa del libro, había cambiado: es roja. Arribita dice Julio Ramón Ribeyro. El piso antes era de parqué. Tiempos aquellos. Alfonso, a Aurelito le digo que está en el cielo, todavía podía jugar con Aurelio. ¿Y la ventana? Sí, todavía no hay ninguna estrella. Hace más frío. Papito, debes tener frío; te has tapado mal con la colcha, así está mejor; no te preocupes, ya me acuesto, duerme bien. La luna no se ve ni en madrugada. Había ido a ver si estaba bien abrigado, hace muco frío. No soy de tener insomnios, peo tengo uno que otro. Mañana tendré que ir a comprar más tela, tiene que ser temprano. Verdad, ya es mañana. Me daré rápido una ducha helada, así se me pasa el frío. Los postes siempre están encendidos, no es tan oscuro. Estaba leyendo junto a la mecedora y a un pestillo, me duele la cabeza por apoyarla junto a eso. Me quede dormida, es tarde. El libro estaba en el suelo. El reloj de la cocina. Son las seis y media. Dónde están mis zapatos. Cuidate, papito, ya vuelvo. Juntaba con sus manos el libro, yo lo había hecho un aplauso. Miraba como salía el sol durante el amanecer.
Noto que el énfasis en tus personajes ha cambiado. Ahora logras armonizar el mundo interior de estos sujetos con los hechos del exterior que se suceden, de manera ornamental, para dar pistas de lo que ocurre "en realidad".
De más está decir que me agrada este estilo. Me agrada de sobremanera, así es más exacto el término, espero. Las frases cortas, casi meramente descriptivas, ayudan a que la lectura se desarrolle con sencilles, pero con mucho análisis, debido a la falta de referentes "evidentes" acerca de lo que puede estar pasando. Hay otro punto que elogiar también: no has perdido la técnica para jugar con el tiempo de una manera inadvertida; a veces es tan inadvertida que sobresale demasiado, lo cual es necesario para que el relato se disfrute.
El utilizar la vista de la ventana como referencia de la inmovilidad del personaje me parece importante para descubrir, a mi parecer, que la mujer de la historia tan solo vive en el recuerdo, o el recuerdo de un sueño. La referencia de "quedarse dormida" con la cabeza apoyada en el pestillo y el libro que aparece en el suelo, luego de todo el transcurso de los "diálogos" me lo sugieren. Aparte, mencionar todos los cambios del aspecto de la casa y la nostalgia de los "tiempos aquellos", me lleva a deducir que la melancolía y la añoranza van más allá de los cambios materiales, los cuales parecen situarse en un tiempo muy lejano al sueño/recuerdo en el que está inmerso el personaje; en otras palabras, estas descripciones me sugieren que hay un ALGUIEN en lugar de un ALGO lo que causa este acontecer.
Sin embargo, hay una frase que me intriga: "Alfonso, a Aurelito le digo que está en el cielo, todavía podía jugar con Aurelio". Me hace pensar en la pérdida de un hijo, pero estoy muy segura de cual de los dos (asumiendo que Alfonso también es uno de ellos). Puede que mi comprensión se haya desviado por el cansacio en el que ahora escribo, espero que corrobores esta sospecha que no me deja entrever con claridad la relación entre los mencionados sujetos.
Por último, tan solo me queda acotar que tus producciones cortas satisfacen la misma expectativa con la que leí tus producciones de mayor longitud. Sin duda, quedaré atenta a todo lo que venga luego.
Tu apreaciación una vez más es bienvenida. Gracias. Pero agradecer solo es la apertura. Has notado que hay un mundo interior paralelo a las descripciones de un mundo exterior que al final podría ser un recuerdo. Pero date cuenta de la hora que marca el reloj: corre de forma lineal sin marcar sobresaltos como las acciones. Por lo que, en inicio cuando propuse y ahora que lo he vuelto a releer, la narración la he creído en un tiempo lineal desde las 18 horas de un día hasta aproximadamente las seis horas del siguiente día. Aquello responde, también, a las posiciones del sol. El que la personaje se duerma solo es una acción meramente marcada de su mundo interior, pero no afecta el tiempo; claro, hay recuerdos; empero los trae a cuento mientras realiza su lectura. Entonces, para empezar, espero haber aportado más material para tus conclusiones.
Por otra parte, la frase, la vuelvo a citar: "Alfonso, a Aurelito le digo que está en el cielo, todavía podía jugar con Aurelio". El inciso explica la inmediata información del cual es siguiente; es decir, en particular, el que está en el cielo es Alfonso. Aparte de esto, Alfonso es alguien cercano y familiar a Aurelio. Siguiendo esto, no solamente puede ser su hermano sino que, por ovbio, puede ser su padre. No he hecho la precisión para dejársela al lector. Que murmure él, pues –murmura, pues.
¿Mis personajes han cambiado? Así es, es notorio el cambio. Además, habrás notado que el relato se centra en la madre, de quién no sabemos el nombre: ella lo relata, ella responde, ella crea su mundo. Pero también no coge la ventana y levita porque se encuentra en la realidad. Es un relato que sintetiza el idalismo de los pensamientos aunque sea en lo cotidiano. A su vez, la aceptación del tiempo y su innegable tránsito.
Me entusiasman y logran construir motivación tus comentarios y tus deseos por que la lectura no se estanque. Que se encamine a través de subsiguientes producciones. No temas, impresiones como las tuyas serán el abono para mis frutos. Afectuosamente, reiterados agradecimientos.
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