Imaginada
Ahora piensas a mí espalda. Y sola recuerdas. Y solo te imagino. De acompañada, olvidas. Si no tienes unas buenas carcajadas, tú las haces, tú las sueltas. Caminarás comiendo tu rutina diaria, correrás nada, así a la adiposidad se lo reprocharás. Verás gente sin detenerse, alguna se te acercará y alejándose será otra. Al menos en algún recoveco del día, estarás sola y piensas muchas cosas; quieres creer que todas eres tú, que no hay nadie, estás tú y si hay alguien también estás. El cigarro se corroerá mientras te abrazaran, pasarán por tus contornos, apenas delineándote, sin querer hacerlo, más bien con la intención de volver a esculpirte, con manos ansiosas y buscándote frívola y viciosa. Ahora solo quedará otra noche cayéndose en la frente de los postes, sin nadie que la sujete y sin nadie que imagine.
Como eres tú, cuando intentas poesía, todo te sale muy hermético; sin embargo, creo que entendí, pero solo CREO. Huele a melancolía.
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