<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d30270598\x26blogName\x3dReminiscencias+de+todav%C3%ADa\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://reminiscenciasdet.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_PE\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://reminiscenciasdet.blogspot.com/\x26vt\x3d5009187038930754104', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Reminiscencias de todavía

Nunca hoy

Logos


Cuenta un sabio que las personas no necesitan vivir cerca a la eternidad que él vive. En varias de ellas, basta con dar rodeos a las cosas que tienen en mente. Las personas no tienen necesidad de experimentar en carne propia las expectativas y desilusiones que después vivirían. Asegura el sabio, la instantaneidad de las experiencias convierte inesperadamente a todas ellas fácilmente repetitivas en las creencias que las personas hacen de ellas. No hay necesidad de perecer ante el frío de un rechazo, cuando poco tiempo atrás la persona ha lidiado con un gesto de antipatía y desinterés. Propiamente es inútil sentir asfixia en los instantes en que no hay quien a la persona le entienda. Ni tampoco hay mayor sorpresa en sentir calambres en las piernas cuando una ilusión alza vuelo dentro de las tripas. Todas viven para ellas; ya nadie vive para otras también. Excepto la muerte, las personas no tienen nada por descubrir consigo mismas si no es en el intercambio que hacen de algunas de sus pertenencias. El sabio dice en un gesto delgado por sus dedos que de esta sabiduría instantánea solo cabe distinguir dos direcciones en las personas. Las unas sobre-optimizan sus cinco sentidos, explotan las sensaciones que reciben del mundo, hasta que podrían volar como murciélagos, cazar ratones compitiendo contra aves rapaces, darse una zambullida en un estanque sin que previamente no hayan detectado con el olfato hormigas, pulgas y un hipopótamo. Y las otras más bien tienen un talento sin igual en percibir lo invisible e insensible. Serían capaces de comprender la infinidad de ideas que sugieren las obras de los mayores intelectos humanos solo en un extracto de números y palabras, todos signos con los cuales estas últimas personas dan vida a la muerte de lo que jamás ha vivido antes. En ambas direcciones, no hay destinos que puedan sonsacarse ni nada que, el sabio reflevivo apunta, alguien pueda escribir. Porque aunque todas ellas saben instantáneamente, alcanzando la sabiduría que él tiene, nadie tendría la rebeldía de declarar bajo el título de sabio sin seguir algunas de las direcciones. Muy apenado el sabio prosigue tras el temblor de sus piernas, la atracción que sensualmente trae hacia los gatos, el hedor de heces, alucinógenos y el sexo vulgar de una hetaira disfrazada así por el trabajo que hace en un casino. Y en un intento por guardar silencio, declara que la razón de no salir de ninguna de las direcciones explica por qué no puede morirse sin lograr ignorar nada. Poco antes que una patrulla de policía pase cerca según la vigilancia que hace del Bronx, el sabio tapa la humanidad de sus testículos y va a ocultarse en medio de putas y un afroamericano que tararea una canción de Vanilla Ice.


Powered By

Powered By BloggerCreative Commons License